†
Las nubes
presentaron colores anormales, demasiado apagados, creí entonces que una
tormenta se aproximaba, pero no se parecía a ninguna otra que hubiera visto
alguna vez, era como si esos enormes nubarrones devoraran la luz. En ese
instante pareció que el tiempo se detuvo, como si estuviéramos apartados del
resto del mundo.
Ya no había
niños presentes, pero unas cuantas decenas de personas permanecían en el lugar,
me pareció en ese momento que se mantenían en el lugar por algo más que por el
espectáculo visual, aunque nunca supe que fue. Parecía que yo era el único que
se daba cuenta de esto, y de todo, como si estuvieran bajo un hechizo.
Lo que ocurrió a continuación fue
sorprendente: El nivel del agua comenzó a subir, primero lentamente, después
más a prisa, segundo a segundo más, cada vez más rápido. Las personas no se
inmutaban, sólo miraban el montículo, y las extrañas aguas que habían perdido
cualquier clase de transparencia que pudieran haber poseído antes.
Por un momento pensé en advertirles,
pero entonces noté que algunos se daban cuenta de lo que ocurría y trataban de
avisar a los demás. Su destino fue espantoso, creo que es lo más grotesco que
he visto jamás: algo invisible los tomaba y los arrastraba hacia el mar, los
que no ponían resistencia eran ahogados sin más, ellos tenían suerte. En
cambio, los que trataban de evadir su sentencia, se les arrancaban los miembros
y eran despedazados estando todavía vivos, para rematarlos llevándolos al mar.
Sólo veíamos a las personas siendo destrozadas por algo que se movía dejando
huellas circulares en la arena, aunque estas aparecían de repente, de un
momento a otro, brincando entre grandes distancias. A veces parecía que más que
brincar o caminar, simplemente bajaran, como si fueran parte de algo más
grande, algo gigantesco.
Al ver esto, unas tres o cuatro
personas se echaron al suelo a llorar, si alguien más se hallaba fuera del
trance posiblemente le ocurrió lo que a mí: se quedó congelado.
El tiempo pasó lentamente, de hecho
perdí la noción de él, sólo podía ver con horror como las aguas oscuras se
acercaban poco a poco hacia nosotros. No recuerdo haber pensado algo en
especial en ese momento, creo que el miedo me hacía incapaz de ello; por mi
mente pasaron imágenes aleatorias de cosas tan variadas y desiguales, carentes
de relación entre sí. No razoné por qué lo hacía, y pasaron muchos años para
que lo hiciera.
Juraría que la
carretera que debería haber estado a mis espaldas había desaparecido, y en el
cielo las nubes se deformaban por el movimiento de algo…
†
Don Joaquín
detuvo su relato, puesto que su esposa entró en ese momento a la habitación.
Cargaba una bandeja con unas tazas y una jarra sobre ella. Don Joaquín se
levantó rápidamente, le ayudó a la mujer a poner las cosas en la mesa, y dijo:
-Ah, disculpen,
Esta es mi esposa Ana, creo que uno de ustedes ya la había conocido por
teléfono- se apresuró a presentarnos, al parecer el hombre trataba de mantener
-Sí, fui yo-
dijo Amanda, parándose con velocidad para saludar a la señora. Yo la imité.
-¡Hola! Muy
buenas noches- saludó la señora, con bastante buen humor- Amanda ¿verdad?- la
susodicha asintió- que bonita es usted, y su voz también lo es- entonces me
volteó a ver- Oh, disculpe ¿usted es…?
-Sí, soy yo
Ángel- contesté y le di la mano.
-Sí, ya- hizo
una pausa- mi esposo me comentó que usted estudia historia.
-Así es.
- No sé qué es,
pero usted tiene algo que me parece familiar- dijo sonriendo la señora- Tal vez
sólo sea que usted es bastante atractivo, como mi esposo cuando era joven.
-Muchas gracias-
le contesté sonriendo.
-No tiene
porque.
La señora nos
miró con curiosidad, y se retiró con un amable gesto, regresando a su
habitación, o quizá a la cocina. En
cuanto esto pasó, el anciano nos volteó a ver, sonrió sin mostrar en realidad
muchos ánimos, y me dijo:
-Qué curioso,
hasta ahora me doy cuenta.
-¿De qué se dio
cuenta?
-Su nombre, me
parece curioso, curiosamente adecuado por su significado- hizo una ligera
pausa- Bueno, continuemos con la historia ¿En qué iba?
-Notó que la
carretera había desaparecido y…- respondió Amanda.
-¡Ah ya
recuerdo! Discúlpenme- suspiró- En este punto no estoy seguro de continuar
¿Seguros que quieren continuar? Para que pregunto si así es. No importa, sigamos.
†
Había algo de
gran tamaño en las nubes, parecía moverlas, o tal vez se movía entre ellas, de modo que las deformaba a causa de sus
proporciones. El agua se acercaba a nosotros lentamente, cada ola se hallaba,
segundo a segundo, más cerca de nosotros, como una horrible visión, un augurio
de cosas terribles.
¡Ojalá que el mundo pueda vivir sin
ver lo que es auténticamente desconocido! ¡Ojalá pueda olvidar!
En cuanto el agua alcanzó a la
primea fila de personas me pude percatar que dos personas retrocedieron
lentamente, mientras los demás eran devorados por el mar. Entonces yo, y otros
cinco que al parecer se hallaban fuera de la parálisis, notamos que las cosas
invisibles no nos atacaban si solamente retrocedíamos con lentitud.
Entonces, Nos hicimos para atrás todo lo que
pudimos, de los diez que nos percatamos de lo que sucedía, seis tratamos de
sobrevivir, mientras los otros cuatro se quedaron echados en el suelo, viendo
el final acercarse hacia ellos, sin luchar contra lo que no veían ni tratar de
evitar su destino, observando con tristeza, llorando o paralizados más bien por
el miedo. Resignados todos ellos.
Cada
paso en busca de la seguridad de la tierra parecía ser sólo una forma de
aplazar nuestra desaparición, quizá el término más clemente y pacífico hubiera
sido, de una forma simple, aceptar lo inevitable. Pero no lo haríamos así.
Luchamos todos, de la forma que pudimos, por vivir por lo menos unos minutos más.
Nos hicimos para atrás, cada vez más, hasta que un enorme muro detuvo nuestro
avance”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario