Entrada destacada

Movilización a Memorias andantes

Una necesaria movilización Hace ya un año, con la caída de Google +, decidí trasladar el blog a WordPress, a fin de mantener con vida e...

martes, 6 de octubre de 2015

El mirón


ADVERTENCIA: el relato posee contenido sexual y violencia explícita. Se recomienda discreción.


Creo que me ha visto. Casi puedo jurarlo. De verdad que no tenía planeado entrar a la habitación de esa mujer, sólo tenía curiosidad, o eso creo, la verdad no se ni cómo llegue aquí. Se que estaba en el cuarto, entonces escuché pasos y corrí a esconderme en el armario.

La chica entró, era notablemente atractiva. Su cabello era castaño claro, piel blanca, no alcancé a ver sus ojos, pero se veían bien a la distancia, y formaban un bonito conjunto con sus labios pintados de rojo. Su figura era delgada, pero bien formada, la proporción de sus caderas era perfecta, tanto sus senos como sus piernas daban muestra de que la chica se ejercitaba lo suficiente para verse bien. Todo esto remataba con un elegante vestido negro. La joven mujer  resultaba bastante sensual, además de hermosa. La admiré unos segundos, hasta que noté que iba entrando un hombre.
Era un sujeto de mediana estatura, hombros anchos y aspecto elegante. Su traje era fino, parecía ser que el tipo poseía fuertes recursos financieros. Algo se me hizo familiar en él.
Al instante me di cuenta de lo que iba a pasar. Iban a fornicar.
Los besos, las caricias y el ver como se quitaban la ropa, confirmó mi teoría ¡Carajo! Con suerte estaría atrapado en aquel armario hasta que ellos terminaran y se quedaran dormidos, o se fueran de ahí.
Tuve que ver todo el preámbulo durante varios minutos, hasta que decidieron por fin echarse a la cama y empezar. El tipo se quitó la corbata, desabrochó su cinturón y se dispuso a empezar. Ató las manos de la chica al respaldo de la cama, derecha con el cinturón e izquierda con la corbata. Parecía ser que lo hizo con mucha fuerza, aunque ella no se quejó.
El hombre le quitó a la chica el vestido, con una impresionante gracia y facilidad. Conforme iba retirando el vestido, pude ver la ropa interior de la chica sobre un cuerpo que cualquier hombre estaría extasiado de ver. Esto no duraría así mucho tiempo, pronto pecho y vagina quedaron descubiertos. Así los dos hicieron el amor. Describir el acto podría resultar agradable de no ser por lo que ocurrió después.
Llegó el momento en que el tipo sacó un cuchillo largo. La chica miró nerviosa el objeto, y el tipo no se molestó en tranquilizarla, al contrario: en cuanto vio la cara de la chica sonrió, mostrando todos los dientes.
El primer corte fue en el brazo, y después en el otro, dibujando cruces en cada uno. Posteriormente trazó una línea a lo largo del torso. la mujer gritó y trató de patear al tipo. Este solamente se limitó a sacar una soga de un maletín que estaba en el suelo, con ésta le amarró las piernas a la chica, al parecer los gritos no le importaban. Quise ayudarla, pero estaba paralizado, mi cuerpo no respondió a ninguna de mis órdenes.
Durante varios minutos el hombre realizó una serie de cortes por todo el cuerpo de la chica. Incluso prendió una vela que llevaba en su maletín, y uso la cera de ésta para quemar a su víctima. El acto sexual se había convertido en violación y tortura.
Tras un rato, el sujeto comenzó a marcar un extraño símbolo en su propia mano, en la izquierda. Lo mismo hizo con la mano derecha de la joven, quien imploraba una ayuda que no llegaba, y una compasión a un ser incapaz de darla.
El hombre besaba a la chica en distintas partes de su cuerpo, para darle mayor placer a su cruel acto. Finalmente, el tipo tomó la mano derecha de su víctima con su mano izquierda, la sostuvo con fuerza. Entonces se agachó y besó con pasión la boca de la mujer, fue un beso largo y profundo. Mientras lo hacía, deslizó la punta de su cuchillo por la garganta de la chica. No quitó los labios de la boca de ésta, hasta el momento en que murió. Así acabó todo.
Me hallaba al borde de salir corriendo, pero temía terminar muerto. Entonces el sujeto dirigió su mirada al armario.
- Ahora te toca a ti, amigo mío.
El tipo camina hacia donde me estoy refugiando. No puedo moverme, sólo ver con horror como ese monstruo viene hacia mí.
-Ésta vez no interrumpiste ¡Felicidades!


****
Delante de mí sólo está mi reflejo. Estoy ahora en la habitación, frente al closet, donde creía estarme escondiendo. Dentro de él hay una especie de cajonera, con un espejo hasta arriba, el cual se haya a la altura de mi cara.
En mi mano está un cuchillo ensangrentado, y en la cama el cuerpo de una mujer a la que creía estar viendo con impotencia mientras era asesinada. No sé que ocurre, ni porque estoy vestido de forma tan elegante ¡Ojalá hubiera sido yo un simple mirón!

No hay comentarios:

Publicar un comentario