Toda
forma de vida superior con respecto a otra se ve obligada a destruir a la especie
inferior, pues esta le inspira asco, así como un odio y un temor que no
entiende. La causa fundamental es el recuerdo del estado pretérito en su
evolución, habitante de su inconsciente, formado desde que su cerebro pudo percatarse
de su papel o compararse con otros. El otro siempre nos lleva al conocimiento
del mismo, y el otro en este caso es el caos de una existencia demasiado
vulnerable. Eso no le quita vulnerabilidad al ser de la especie más avanzada,
pero le brinda una seguridad falaz que mantiene alejadas las ideas consecuentes
que podrían dañar su psique.
Suena cobarde, incluso patético, por
parte de un género que se podría considerar a sí mismo superior, aunque es lo
que ocurre, y no sin motivo. Las especies inteligentes llegan al punto en que
perciben su posición en el mundo, su estado, su nivel sobre o con los otros;
estructura su vida, su pensamiento y sociedad a fin de sobrevivir, generar y
satisfacer deseos. Esta última característica es propia de la complejización
evolutiva, una consecuencia natural de los sistemas que conforman la realidad
en ciclos de orden-desorden-reorganización que se reinician una y otra vez, y
se vuelven más complejos conforme avanza el tiempo. Su origen y culminación
está en la relación entre la entropía y neguentropía, con la explosión que dio
origen al universo, su futuro enfriamiento y el proceso entre ambos.
Casi parece una necesidad para quienes
gustan de aplastar moscas y bichos satisfacer su deseo. Ven con atención la
miniatura de las hormigas, que con esmero cargan piedras hacia su hormiguero, a
las moscas aletear sobre la basura, a la cucaracha correr por las paredes, o al
gusano comiendo la tierra, y saben que deben, que quieren acabar con ellos. Un
pisotón, un golpe con la palma de la mano, inclusive insecticida. Reducirse a
su nivel para matarlos retrasa, tal vez, el desmedido avance hacia su propia
destrucción, y les evita pensar en el pie sobre sus cabezas.
Antonio
Arjona Huelgas
25
de julio de 2017
Michoacán,
México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario