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sábado, 16 de julio de 2016

El rey de la velocidad


Recorriendo los 18 caminos rumbo a Aldebarán, persiguiendo el principio y el final del camino de una sola vez. El término y el comienzo, el presente y los cambios, las causas y consecuencias, no serían para mí más que una constante. Vuelo, corro, me muevo en dirección hacia la nada; no hay destino ni ruta fija. Acelero, doy cinco giros alrededor de la luna, me dirijo en ascenso hacia el sol, corro sobre los mares, atravieso los obstáculos como si no existieran, voy tan rápido como el infinito, superando al plus ultra, a mi alrededor una explosión da lugar al universo y el mismo es devorado en su propia expansión. A su vez, me aparto de este, saltando por encima de otros miles de millones, semejantes al primero. En conjunto formaban un ser absoluto, siendo cada cosmos un átomo de este. Sin embargo, el era  sólo un átomo de algo mayor. Trepé por la vastedad sin límite, a espaldas del mayor de los corceles. Y  siempre corro, vuelo a cada momento, más allá del momento en sí, porque por más que lo haga, siempre hay algo más allá.

Antonio Arjona Huelgas

jueves, 7 de julio de 2016

INSTANTE Y COINCIDENCIA




Ella se fue alejando por el largo de la calle, con un veloz caminar. Su roja cabellera ondeaba ante el viento tal fuego. El uno la miraba curioso; casi maldijo la lentitud del vehículo causada por el atolladero de automóviles, que llegaba al punto en que un peatón superaba su avance con facilidad.

-Tu mirada es la de un perro mal alimentado-. Se apresuró a decir el otro.- Te creerán acosador. No mucho te falta.

El uno hizo caso omiso. Pensaba ¿Sería posible que fuera ella? Estaba seguro que no, ella se había ido para no volver.

La respuesta del uno, sin palabras, fue definitiva.

El otro continuó.

-Lo único que harás es mirarla desde la distancia. Eres extraño, ni siquiera pretendes acercártele ¿Tienes miedo? ¡Oh, ya entiendo! ¡El parecido es mucho! Pero al no ser aquella que se fue, te sientes decepcionado, y tienes razón en estarlo.

El otro se detuvo, al ver la falta de efecto en sus palabras. Aunque siguió después de un momento.

-     No es ella, eso es imposible ¿Piensas salir sólo para ver de quién se trata? ¡Qué ridículo! ¡Ja! Y no lo harás, pese a que desees hacerlo-. El otro se burló del uno.- ¿A qué le temes? ¿Quién se irá a morir acaso?

-     Las posibilidades.



COINCIDENCIA



¿Quién era ella? ¿Quién había sido aquella? ¿Había una relación entre ambas o era una sencilla coincidencia? En este caso tenemos una serie de hechos conocidos, sucesos o aspectos tomados como ciertos, verdades con un aparente valor absoluto, al menos a falta de un algo comprobable que pueda refutar lo sabido. Habremos de llamar a estos axiomas.

   En el caso del uno y el otro en el instante, tenemos los siguientes axiomas:

1.   Hay dos personajes conocidos, el uno y el otro.

2.  Ambos discuten acerca de algo que mira con atención el uno, mientras el otro sabe lo que el uno hace.

3.  El otro se ve afectado por el uno. Le reclama, le discute, se burla. Sus intenciones son inciertas.

4.  Hay un vehículo, detenido sin más, o por lo menos moviéndose a una velocidad muy baja.

5.  Hay una chica que camina por la calle con aparente prisa, es posible que tenga algo importante que hacer.

6.  Hubo otra chica, en algún punto pretérito, quizá hipotético, a la que el uno y el otro conocieron o creyeron conocer. Por algún motivo esta no puede estar en el presente, de forma tajante.

7.  Ambas chicas tienen similitudes físicas extraordinarias. Incluso el uno piensa que la mujer que ve desde el vehículo podría ser la misma que conoció en algún momento. Esto contradice la imposibilidad previamente planteada. Sin embargo, no excluyo este detalle del axioma anterior a causa del posible deseo exacerbado y de carácter idealista del uno.

¿Qué tengo que ver yo en todo esto? Mi relación con el uno y con el otro es bastante estrecha ¿Quién soy yo? Yo soy, y también no soy. En mi está lo posible, soy lo que puede ser, más no es. Soy la posible síntesis de una dialéctica compleja y cotidiana. Hay uno u otro más similar a mí, lo que debe ser es el, más nunca podrá ser. No habla este personaje, a causa de carecer de voz y voto, y aunque los tuviera no hablaría, en el hay muchísimo resentimiento. Él es lo que debe ser, y nunca podrá ser; yo soy lo que no es, pero que siempre podrá ser. No puedo ser algo definido, debido a que el carácter de mi ser carece de forma, es el conjunto de las posibilidades.

El uno parece tener temor de la concretización de los hechos, y por consiguiente de la mía, puesto que teme la exclusión de las posibilidades. Piénsenlo, si mi ser, o las situaciones, toma una forma determinada con base en el alcance de un cierto evento, todo lo que podría haber sido cerrará en torno su propia imposibilidad nacida de la exclusión de los acontecimientos previamente posibles, y quizá concebidos.

Puedo comprender al uno, particularmente le tengo empatía, y mucha estima, entiendo que si la chica que observa con ansiedad resulta no ser aquella que ya no puede ser, ese uno u otro que se parece a mí perderá parte de sí, hasta cierto punto morirá. No conforme, yo me veré transformado de forma irrefrenable e irremediable. El caso contrario se puede considerar imposible, con base en lo admitido como cierto dentro de lo aceptado en una realidad como usualmente es considerada esta. Sin embargo, en este caso la opción cabe dentro de lo particularmente real del asunto. Por tanto, ésta segunda opción representaría la felicidad absoluta del uno, pero con ello la pérdida de todas las posibilidades surgidas en caso de que la mujer se trate de otra persona a la esperada, y con ello de una homogenización de lo que puede llegar a ser. En todo caso, ambas opciones encuadrarían la realidad futura en su respectiva resolución. Mientras no haya resolución, yo carezco de forma, me mantengo como un hecho posible con base en una puesta en suspenso de la verdad. No me queda mucho que decir, no quiero hacerlo, dicha acción limitaría mis posibles eventualidades. Sin embargo, quiero poner algo en consideración, si yo me autonombro, me identifico y me concibo como algo definido, o en caso de no serlo ¿Existo? ¿Soy real acaso?



Antonio Arjona Huelgas

7 de julio de 2016