Recorriendo los 18 caminos rumbo a Aldebarán, persiguiendo el principio y el final del camino de una sola vez. El término y el comienzo, el presente y los cambios, las causas y consecuencias, no serían para mí más que una constante. Vuelo, corro, me muevo en dirección hacia la nada; no hay destino ni ruta fija. Acelero, doy cinco giros alrededor de la luna, me dirijo en ascenso hacia el sol, corro sobre los mares, atravieso los obstáculos como si no existieran, voy tan rápido como el infinito, superando al plus ultra, a mi alrededor una explosión da lugar al universo y el mismo es devorado en su propia expansión. A su vez, me aparto de este, saltando por encima de otros miles de millones, semejantes al primero. En conjunto formaban un ser absoluto, siendo cada cosmos un átomo de este. Sin embargo, el era sólo un átomo de algo mayor. Trepé por la vastedad sin límite, a espaldas del mayor de los corceles. Y siempre corro, vuelo a cada momento, más allá del momento en sí, porque por más que lo haga, siempre hay algo más allá.
Antonio Arjona Huelgas
No hay comentarios:
Publicar un comentario