Entrada destacada

Movilización a Memorias andantes

Una necesaria movilización Hace ya un año, con la caída de Google +, decidí trasladar el blog a WordPress, a fin de mantener con vida e...

sábado, 28 de noviembre de 2015

La Guerra del desierto






Avanzar por el desierto de Nizar, ya sea solo o acompañado, puede ser una experiencia peligrosa y de igual forma fascinante. Las leyendas, mitos e historias que se han contado sobre este sitio alrededor de los siglos son tan abundantes que se podrían llenar cientos de escritos con ellas. Los nómadas de Irín recorren este desierto cada tanto tiempo, aprendiendo del  propio lugar y de sus escasos habitantes, que en su mayoría viven en oasis o a orillas del río Tid.

Los pueblos que habitan las tierras de Nizar lograron domesticar dromedarios, cebras y, en el caso de unos pocos, leones. El uso dado a estos animales es como transporte, para facilitar el comercio o para la guerra. Son gente un tanto violenta, sobre todo con los extranjeros, pero parecen respetar a los nómadas de Irín y a quienes han decidido acompañarlos. Incluso los acompañan en su tradición de contar historias alrededor de las fogatas durante las noches, aportando sus mitos y leyendas al conocimiento de los Nómadas de Irín.

Entre los mitos tradicionales de distintos pueblos de Nizar, está el de La guerra del desierto. Esta historia narra el origen de los habitantes de Nizar y su supuesta ascendencia divida. Algunos de los propios miembros de estas comunidades dudan de la veracidad de dichos orígenes, aunque nadie parece poner en cuestión los hechos que se plantean en el mito.

Se cuenta que hace muchos milenios, cuando el mundo apenas se estaba formando, el desierto de Nizar ya existía, siendo considerado por quienes residen en sus cercanías como uno de los sitios primigenios. En el habían dos hermanos Táleg y Nizar, ambos eran hijos de Kefur, el Caos, y encargados del cuidado de las tierras de su progenitor. Algunos aseguran que sus proporciones eran inmensas, como enormes montañas, mientras que otros, más exagerados, juran que su tamaño era mayor al del propio mundo. En todo caso, ambos reinaron durante siglos, en un paraje desolado, sin saber con exactitud cuáles eran los deseos de su padre. Llegó un punto en que tal incertidumbre le fue quitando el sentido a su labor de proteger el desierto, puesto que no hallaban sentido en proteger un sitio sin vida ni valor.

Entonces, Nizar se hartó de su situación y, de su cola, hizo surgir el río Tig, de las gotas que se regaron nacieron los oasis. Al enterarse de esto, su hermano se enfureció pues, pese a que también había cuestionado el designio de su padre, no se opondría a él, por lo que limitó el río a un terreno estrecho, cuando anteriormente su propia forma era semicircular.

Nizar consideró la respuesta de su hermano como una falta de comprensión y una afrenta a su labor, por lo que tomó la decisión de continuar su trabajo de darle sentido al árido sitio que se hallaba a su cuidado. En ese momento Nizar creó a los primeros habitantes del desierto, seres similares a él, hechos a su imagen, estos eran los escorpiones.

Táleg cuidaba con atención las acciones de su hermano, enfureciéndose cada vez más ante la falta de prudencia de su hermano, por lo que formó de la arena del desierto y el veneno de sus colmillos una raza de seres capaces de acabar con los hijos de su hermano, las serpientes, quienes tenían un aspecto similar al de Táleg. Éstas buscaron y destruyeron a los escorpiones originales, los primeros habitantes del territorio.

Nizar se enteró del crimen de su hermano, y tuvo un poderoso dolor en su corazón, que jamás sería saciado. Entonces de su cola, que ya no era capaz de crear seres encaminados hacia la vida, cubrió de ponzoña los cadáveres de sus descendientes, quienes resucitaron como seres letales, capaces de matar cualquier cosa viviente. Nizar planeó una venganza contra su hermano, preparando a sus nuevos hijos para la guerra. Sin embargo sabía que esto no sería suficiente, por lo que, con su boca, la última parte de su cuerpo capaz de producir seres de bien, moldeando las solitarias rocas, creó a los primeros hombres. Preparó a estos para la guerra, introduciendo veneno en sus cabezas, para que pudieran matar sin sentir misericordia. Aun así, dejó limpios sus corazones, para que en ellos pudiera nacer el valor para proteger a sus semejantes y a dar la vida por amor.

Táleg se hallaba descuidado, creyendo que su más reciente jugada sería suficiente para terminar con los deseos de su hermano, cuán equivocado estuvo. Al tocar el amanecer, Nizar, dirigiendo a un ejército de hombres y escorpiones, atacó a su hermano. El ejército se dividió en distintos frentes, Nizar, seguido de los letales alacranes, atacó directamente a Táleg, mientras los hombres atacaban con mortales lanzas a las distraídas serpientes, quienes todavía digerían los cuerpos de los escorpiones que todavía no habían sido resucitados. Una por una, las serpientes fueron siendo asesinadas, perseguidas hasta que tuvieran que refugiarse enterrándose en el suelo, dejando para siempre atrás sus extremidades, de las que nacieron gusanos y ciempiés.

Mientras tanto, Nizar luchó contra Táleg, quien a pesar de estar en desventaja, logró herir de gravedad a su hermano. Nizar, con sus últimas fuerzas, cortó con sus tenazas los brazos de Táleg, y con su aguijón atravesó su boca, dándole muerte.

Herido y sin mayor esperanza, Nizar encargó a los escorpiones que llevaran su cuerpo en partes, las cuales serían puestas en los oasis y a orillas del río. Así lo hicieron cuando su padre hubo muerto, y de trozos del cadáver de Nizar surgieron árboles. En estos sitios vivirían los hombres, alimentándose del fruto del árbol de los árboles, y viviendo gracias al río Tig, hecho de la mismísima esencia de su creador.

Los primeros hombres mantuvieron viva la historia de Nizar y Táleg, el recuerdo de lo que para los actuales habitantes de las riberas del río Tig fue, nada más y nada menos, que la primera batalla en la historia del mundo.

Antonio Arjona Huelgas
Imagen tomada de <www.fondos7.net%2Fwallpaper%2F9654%2Farena-blanca-en-el-desierto-hd-widescreen.html&psig=AFQjCNEYC4wJeMji4492VTu7KMHlWxwmzg&ust=1448839257207591>




   

No hay comentarios:

Publicar un comentario