-¿Quién soy yo? ¿Cómo he llegado a este lugar? ¿Qué hice? ¿Por qué? Recuerdo una
montaña, un valle y un arroyo. Mi nombre es… mi nombre es… No lo sé ¡Me duele!
He olvidado todo ¿Qué hacía? Mi hija ¿Tengo hija? Se llama… la nombré como…no,
no ¡No lo sé! No puedo saberlo ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy llorando? Tuve un
hermano ¿o una hermana? ¿Quién era? ¿Quién es? ¿Dónde estoy? La niña ¿Dónde
está la niña? No logro encontrarla. La ocultaron de mí, no me dejan verla ¿Por
qué lo hacen? ¿Quiénes son ustedes? No puedo encontrar a mi niña en el sol ¿Por
qué la busco en el sol? ¿Dónde está el sol? Son las tres de la tarde, pero es
de noche. Juraría que me acabo de despertar ¡Maldición! Me desperté muy tarde,
debo pasar por mi niña a la escuela…Esperen ¿a quién estoy buscando? ¿Por qué
lo hago? ¿Dónde estoy? Eva, ya está aquí, no la veo pero la siento. Viene por
mí ¿Por qué me hace esto? Quiere lo que mío ¿Qué pasa? ¿Quién es Eva? ¿Qué es
lo que hace? ¡No puedo recordarlo! ¡No! ¡No! ¡No! No es posible, no puede ser
¿Qué me pasa? No me gusta llorar, no quiero hacerlo ¿Por qué lloro? ¿Qué estaba
haciendo? Mi mamá… mi mamá… ¿Dónde está mi mamá? Me dejó ¿Me dejó? ¿No quiere
estar conmigo? ¿Por qué no me quiere? ¡Quiero a mi mamá! ¡¿Dónde está?! ¡¿Por
qué no la encuentro?! ¿A quién estoy buscando? ¿Por qué busco algo? ¿Qué estaba
buscando? Tengo que ir al baño ¿Dónde está el baño? Esta no es mi casa ¿Qué
hago aquí? Estoy perdida. Tengo que… tengo que… ¿Qué tengo que hacer? ¿Por qué
lloraba? ¿Quién es esa mujer? ¿Es Mariana?
¿Es mi hija? ¿Si es ella? Quiero que me ayude, no encuentro mi casa, tengo que
ir al baño ¡Marianita! ¡¿A dónde vas?! No me dejes sola ¡No me puedes dejar
sola! ¡Por favor! ¡Por favor no! ¡No te vayas! Ya estás aquí ¡Ayúdame! No sé qué
me está ¿Dónde estoy?
-Señora
Méndez ¿Qué hace usted sola en el
pasillo? ¿Quiere ir al baño?-. dijo la enfermera, preocupada.
-Marianita
¿Eres tú? Hija, no sé dónde estoy. Tengo que ir al baño, quiero ir a mi casa.
-No
se preocupe, la llevaré ahí, yo sé dónde estamos. Venga por aquí- así, la
enfermera condujo con amabilidad a la señora Méndez hacia el baño, para después
llevarla a la habitación designada.
-Marianita,
te extrañaba tanto. Estaba llorando ¿Por qué lloraba? ¡Odio llorar!- la señora
Méndez parecía un poco más tranquila. La enfermera Estefanía tendría mucho más sencillo el trabajo de ese momento
en adelante. Antes habían buscado a la señora Méndez durante casi una hora, el
personal debió darse prisa para evitar que desapareciera. En caso de haberlo
hecho, no, habrían tenido problemas con demandas directas, puesto que no le quedaban
familiares vivos. Sin embargo, muchos miembros del personal se habrían
entristecido en extremo, incluyendo a Estefanía, ya que la señora Méndez era
muy querida en el asilo.
El
problema de la señora Méndez se agravó a causa de la muerte de su hija en un
asalto, ahí mismo murió el esposo de esta. No dejaron nietos, cosa que quizá
pudo haber ayudado a la señora Méndez, pero la suerte nunca le sonrió. Su marido había muerto casi diez años antes, por
un derrame cerebral. Algunos hermanos seguían vivos, aunque pasaban por
situaciones semejantes.
La
señora Méndez salió del baño.
-Lucía
¡¿Dónde estoy!? ¿Qué hacemos aquí?
-No
te preocupes, te llevaré a tu habitación, todo estará bien-. Estefanía estaba
un poco triste, le había tomado cariño a la señora y le dolía verla así.
- ¿Me llevarás a la casa en la colina? ¿Te acuerdas? Esa a la que íbamos cuando niñas,
donde jugábamos por horas ¿Recuerdas Lucy?-. La señora Méndez sonreía,
emocionada.
- Si,
te llevaré ahí mañana. Acompáñame, vamos a tu cuarto.
-Está
bien ¡Oh Lucy no puedo esperar! Quiero ver esa casa antes de olvidarla-. Al
decir esto, una lágrima brotó por su mejilla.
Llegaron
a la morada de la señora Méndez. Estefanía le ayudó a colocarse en la cama y la
arropó. Antes de que saliera de ahí, dejando dormir a la señora, la conocida
voz le llamó:
-Muy
buenas noches hija ¡Te quiero mucho!- la señora Méndez se había alegrado.
-Yo
igual- dijo Estefanía, sabiendo que esa mujer no era su madre, siguiendo el
juego para no destrozar más su dañada cordura. Al final del día, Estefanía retornó
a su casa, nostálgica, pensando en la señora Méndez, confiando su cuidado a los
médicos del turno de medianoche.
Las
luces se apagaron en el asilo. Todos los pacientes durmieron en paz. Esa noche
la señora Méndez soñó que volvía a la casa de la colina, donde la esperaban su
hija y su hermana, felices con su regreso. Una luz resplandecía en lo alto, el
bello campo de verdes pastos y frondosos árboles daban una sensación de paz.
Los latidos se detuvieron poco a poco, hasta que cesar por siempre su ritmo.
La señora Méndez al fin llegó a la casa en lo alto de la colina.
La señora Méndez al fin llegó a la casa en lo alto de la colina.
FIN
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